Por otro lado, las Alayeto desde el minuto uno entraron con todo para ganar la final, que es a lo que nos tienen acostumbrados. No les gusta dar concesiones y aprovechan casi todas las oportunidades que se les presenta. Este año solo han perdido una final contra Marta Marrero y Alejandra Salazar, y una semifinal contra Patty y Eli. Lo demás lo han ganado. La técnica y la potencia que las caracteriza no facilita nunca la tarea a las contrincantes y en este caso Patty y Eli se vieron obligadas a sacar fuerzas de la reserva que les pudiera quedar. Poco, insuficiente para ganar a una pareja tan fuerte.
En el primer set las Alayeto entraron con todo desde el primer punto, con el arrojo y la agresividad que las caracterizan dejaron a Patty y Eli casi sin opciones puesto que no dejaron que entraran en el partido. Aún así, se decidió en un tie break que siempre acaba cayendo del lado de Mapi y Majo. Tienen un punto de fuerza mental casi inquebrantable.
En el segundo set no hubo más historia. Iban a ganar las gemelas sí o sí. Se adelantaron con un 3-0 sin despeinarse, que con el paso de los juegos y un cambio de marchas inferiores en las Alayeto (tal vez quisieron dar más emoción) se quedó en un 4-3. Pero, esta vez, no iba a haber remontada épica como la del día anterior. Ni las bebidas isotónicas iban a hacer milagros, ni el talento que atesoran iban a hacer el resto del camino que no podían hacer sus piernas. Las gemelas ganaron la final por un 7-6 y 6-4. Un resultado más bien engañoso, al ver la realidad del partido.